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Click the flag for an English translation Mexicolore contributor Miguel Gleason

Lo falso y lo verdadero

Miguel Gleason es el fundador, en el año 2002, de la Asociación “México en Europa”, cuyo objetivo es inventariar, valorar y difundir el patrimonio cultural mexicano. El resultado se ha condensado en 6 proyectos multimedia, DVD-Rom. Concluyó recientemente un libro con el mismo tema “México insólito en Europa” con prólogo de Miguel León-Portilla. Le agradecemos muchísimo a Miguel por esta introducción intrigante...

Pic 1: Códice Cospi, Puebla-Mixteca, 1250-1521 CE, 18 x 364 cm, 20 hojas recto-verso, 40 páginas, de las cuales piel de venado, 18 x 364 cm, Biblioteca Universitaria, Bolonia, Italia
Pic 1: Códice Cospi, Puebla-Mixteca, 1250-1521 CE, 18 x 364 cm, 20 hojas recto-verso, 40 páginas, de las cuales piel de venado, 18 x 364 cm, Biblioteca Universitaria, Bolonia, Italia (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Cuando un objeto no es encontrado en un contexto arqueológico, siempre existe la posibilidad, por pequeña que ésta sea, de que se trate de una reproducción o una falsificación. También cuando tenemos la certeza de que una escultura, u otra obra, es auténtica, algunas veces se le puede dar una interpretación que no es la adecuada. Frecuentemente los investigadores, especialistas y coleccionistas se encuentran en la frontera que existe entre lo falso y lo verdadero. A veces algunos de ellos son los responsables de que se transmita información incorrecta.
Por ejemplo el códice Cospi, de origen mixteco, que le perteneció al coleccionista Marqués Cospi en Bolonia, fue registrado en 1665 como proveniente de China. Todavía se puede leer en la cubierta del manuscrito que la palabra en italiano Messico, está sobrepuesta a la palabra Cina. Afortunadamente años después se dieron cuenta del error y lo corrigieron (pic 1).

Pic 2: Amuleto o figurilla registrada como cabeza de hipopótamo, Mesoamérica, Isla de Texcoco, Serpentina verde, Museo Nacional de Escocia Edimburgo, Gran Bretaña
Pic 2: Amuleto o figurilla registrada como cabeza de hipopótamo, Mesoamérica, Isla de Texcoco, Serpentina verde, Museo Nacional de Escocia Edimburgo, Gran Bretaña (Presione sobre la imagen para ampliarla)

A un coleccionista británico, de viaje en el centro de México seguramente durante el siglo XIX, le pareció muy fácil catalogar una figurilla – que encontró o le vendieron en las cercanías del lago de Texcoco – como “cabeza de hipopótamo” y así sigue registrada hasta nuestros días en un museo escocés en Edimburgo. Esperemos, por el buen nombre de este viajero, que lo haya hecho así porque le encontró una fuerte similitud y no porque pensara que estos animales existieron realmente en el continente americano.
De lo que quizá no se dio cuenta nuestro entrañable amigo es que, al girarlo y levantarlo, el objeto deja de parecer dicho animal y se convierte en la cabeza del dios de la lluvia, Tlaloc, el cual era representado con ojos rodeados de grandes círculos (pic 2).

Pic 3: Dinteles de Yaxchilán, Final del Clásico, 600-900 d.C., Piedra, Chiapas, Museo Británico, Londres, Inglaterra; a) Dintel 24; 110 x 77 cm, b) Dintel 25; 129 x 85 cm
Pic 3: Dinteles de Yaxchilán, Final del Clásico, 600-900 d.C., Piedra, Chiapas, Museo Británico, Londres, Inglaterra; a) Dintel 24; 110 x 77 cm, b) Dintel 25; 129 x 85 cm (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Una de las principales fuentes que tenemos para conocer la historia son los testimonios escritos sobre los códices. Pero el idioma no siempre fue escrito solamente sobre papel. En varias civilizaciones también se pintaron glifos o narraciones sobre recipientes de cerámica o fueron esculpidos sobre estelas. Los dinteles de Yaxchilán que se encuentran en el Museo Británico, por ejemplo, han sido de suma importancia para descifrar los glifos de los mayas y nos han permitido así, avanzar en la comprensión de la complicada escritura de esta antigua civilización y de su cultura (pic 3).

Pic 4: Ilustración de un escribano maya: detalle de un mural por Rina Lazo, Museo Nacional de Antropología Nacional, México DF
Pic 4: Ilustración de un escribano maya: detalle de un mural por Rina Lazo, Museo Nacional de Antropología Nacional, México DF (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Según la especialista Laura Elena Sotelo hoy tenemos noticias de aproximadamente quince códices prehispánicos de origen maya. Sin embargo la mayoría ha aparecido en contexto arqueológico y por lo frágil del material, su estado de deterioro es tal que no podemos conocer nada de su contenido. Esto es una triste paradoja, porque son precisamente estos códices – de los cuales sabemos cuándo y dónde se hicieron, y muy posiblemente a quien pertenecieron – cuyo contenido desconocemos por completo. Y en cambio hay tres códices mayas que están ahora en Europa, de los cuales no sabemos cómo llegaron a ese continente, cuándo ni porqué, ni siquiera su nombre o el lugar de donde proceden, pero sí podemos conocer su contenido. Esto nos muestra el contraste tan fuerte que hay en el conocimiento sobre los códices mayas prehispánicos.

Pic 5: Codex Dresdensis, Maya, siglo XII-XV, 39 páginas recto/verso (78), papel amate, 356 x 20.5 cm, Biblioteca de la Universidad de Dresde, Alemania
Pic 5: Codex Dresdensis, Maya, siglo XII-XV, 39 páginas recto/verso (78), papel amate, 356 x 20.5 cm, Biblioteca de la Universidad de Dresde, Alemania (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Uno de esos tres códices mayas es el códice Dresde, llamado así simplemente porque se encuentra en la ciudad de Dresde en Alemania. Y aquí volvemos a la noción de verdades y falsedades: el manuscrito es auténtico, no cabe la menor duda, pero a partir de la imagen descrita en la última página del códice, surgieron rumores y certezas sobre el final del mundo el día 21 de diciembre del año 2012. No es difícil adivinar que esto iba a ocurrir a través de un diluvio fulminante.
A la izquierda un cocodrilo celeste escupe torrentes de agua sobre la tierra; debajo de su vientre surgen, de dos jeroglíficos que representan eclipses, otros torrentes de lluvia hacia el vacío; y por si fuera poco, la diosa anciana, Chak Chel, riega más agua desde su cántaro. Abajo, el dios negro del inframundo recibe todas las tormentas. El temor principal, según los especialistas, surgió porque ambos dioses tienen que ver con la destrucción del mundo. La fecha sobre el cántaro de la anciana, es exactamente la que corresponde a ese 21 de diciembre del 2012. Pero ese día no pasó absolutamente nada. Después los comentarios fueron que no se refería a la fecha del final del mundo sino más bien a la de un cambio cíclico de gran importancia en el calendario maya (pic 5).

Pic 6: Códice Laud 1250-1521 d.C. Probablemente Puebla, Oaxaca, o Veracruz, 46 páginas, piel de animal, 16 x 398 cm, Biblioteca Bodleiana Oxford, Inglaterra
Pic 6: Códice Laud 1250-1521 d.C. Probablemente Puebla, Oaxaca, o Veracruz, 46 páginas, piel de animal, 16 x 398 cm, Biblioteca Bodleiana Oxford, Inglaterra (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Los antiguos mesoamericanos hacían augurios y predicciones dependiendo de la fecha de nacimiento, lo que equivale en otras culturas a los signos del zodiaco. Una sección del códice Laud – de origen mixteco y que se encuentra en la Biblioteca Bodleiana de la ciudad de Oxford – describe cómo al sumar los números correspondientes a los nombres calendáricos de una pareja, se podía hacer un pronóstico para su futura vida matrimonial (pic 6).

Pic 7: Códice Vindobonensis, Mixteca, 1240-1521 d.C., 52 páginas de 26.5 x 22 cm, piel de venado, 22 x 1350 cm, Biblioteca Nacional Viena, Austria
Pic 7: Códice Vindobonensis, Mixteca, 1240-1521 d.C., 52 páginas de 26.5 x 22 cm, piel de venado, 22 x 1350 cm, Biblioteca Nacional Viena, Austria (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Nadie pone en duda la gran sabiduría en muchos temas de los pueblos mesoamericanos: los códices antiguos por ejemplo, fueron hechos en forma de acordeón o abanico para desplegarlos y formar así un gran círculo. El maestro o chamán –junto con sus alumnos o auditores, todos sentados dentro del círculo– transmitía sus enseñanzas o realizaba sus augurios desde el centro. De esta forma se podía tener una visión del conjunto y con sólo mover la cabeza se podían consultar otros contenidos al mismo tiempo. En el libro tradicional europeo sólo se pueden ver dos páginas al mismo tiempo. Es verdad que se predecía el futuro y que se realizaban augurios, pero podemos racionalmente poner en duda el que éstos se realizaran efectivamente (pic 7).

Pic 8: Códice falso, estilo mixteca, posiblemente papel amate 65 x 98 cm, Biblioteca Chester Beatty, Dublín, Irlanda
Pic 8: Códice falso, estilo mixteca, posiblemente papel amate 65 x 98 cm, Biblioteca Chester Beatty, Dublín, Irlanda (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Otro ejemplo más concreto de lo falso y lo verdadero es el único manuscrito mexicano “prehispánico”, que se encuentra en la gran colección Chester Beatty de Dublín en Irlanda (pic 8). El gran coleccionista envió este manuscrito en 1931 al Museo Británico para ser examinado, le constataron que era post-hispánico, pero no muy posterior a la fecha de la conquista española, es decir, de la primera mitad del siglo XVI. Pero recientemente, otros expertos dudan de la autenticidad del documento, argumentando que el orden de los dibujos no tiene un sentido coherente.
El gran especialista en códices, Juan José Batalla, confirma que en su mayor parte es una copia del Códice Porfirio Díaz – el cual se enmarca dentro del Grupo Borgia – y que es una muy buena falsificación. Por lo mismo es muy probable que fuera manufacturada a finales del siglo XIX por Genaro López, quien las realizaba en un papel, no de amate, sino con fibras de coco que luego procesaba. Según el mismo especialista, la parte superior izquierda es una copia descarada de la página 60 del códice Borgia, sólo con algunas ligeras modificaciones – para no hacerlo tan evidente – pero estas modificaciones también fueron recuperadas de la misma página 60 del códice, cuyo original se encuentra en el Vaticano.

Pic 9: ¿Códice antiguo? Siglo XIX, tinta sobre cuero, 46 x 28.5 cm, Museo de Menorca, Convento de San Francisco Mahón, islas Baleares, España
Pic 9: ¿Códice antiguo? Siglo XIX, tinta sobre cuero, 46 x 28.5 cm, Museo de Menorca, Convento de San Francisco Mahón, islas Baleares, España (Presione sobre la imagen para ampliarla)

El códice de dicha biblioteca irlandesa es un manuscrito falso, pero tan bien realizado que parece verdadero. En cambio existen otras falsificaciones que a primera vista, aunque no se tengan muchos conocimientos, se da uno cuenta enseguida de lo burdo, de la deficiente reproducción y de la deshonestidad de quien lo vendió en México como auténtico a los interesados en adquirirlo, viajeros cuyo defecto principal fue seguramente la ingenuidad.
¿Cómo es posible que los coleccionistas europeos se hubieran dejado convencer de que se trataba de un manuscrito auténtico?

Pic 10: ¿Códice antiguo? Siglo XIX, tinta sobre cuero, 36 x 47 cm, Museo Nacional, Dublín, Irlanda
Pic 10: ¿Códice antiguo? Siglo XIX, tinta sobre cuero, 36 x 47 cm, Museo Nacional, Dublín, Irlanda (Presione sobre la imagen para ampliarla)

De hecho, el estilo de dos de estos “seudo-códices” (uno en las islas Baleares y otro en Dublín) localizados en Europa, tiene similitudes – evidentes al comparar un personaje de penacho rojo, por ejemplo – y existe entonces la posibilidad de que haya sido el mismo autor y quizás el mismo comerciante, quien vendió sus obras apócrifas a un español, a un británico y quizás a otros muchos. Sus dibujos seguramente estaban inspirados en los del Códice Durán.

Pic 11: Cihuatéotl, azteca, ca. 1500 d.C., piedra, 74 x 45 x 42 cm, Museo Británico, Londres, Gran Bretaña
Pic 11: Cihuatéotl, azteca, ca. 1500 d.C., piedra, 74 x 45 x 42 cm, Museo Británico, Londres, Gran Bretaña (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Dejemos de lado lo falso o lo verdadero para interesarnos ahora en lo extraño: según el especialista Anthony Shelton, en 1977 el dueño de una granja en Escocia y su jardinero, se encontraban excavando y nivelando un área semipantanosa para poder construir un camino. De pronto encontraron una piedra enorme labrada: la diosa azteca Cihuatéotl era expuesta nuevamente a la luz del día. El desconcierto inicial fue sustituido en seguida por el espíritu práctico y la piedra fue utilizada como espantapájaros en el jardín de la granja, donde permaneció varios años hasta que un visitante casual reveló su verdadera identidad y actualmente se localiza en el Museo Británico de Londres.
No se duda de la autenticidad de la escultura, pero las causas por las cuales fue enterrada y cómo llegó allí son todavía un misterio. Lo que les resultó más sorprendente [a los agricultores escoceses] fue la terrible y espantosa apariencia de la diosa, la cual encarna conceptos sumamente ajenos a los del mundo occidental. Para los aztecas la Cihuatéotl era una verdadera diosa, más no para los europeos.

Todas las fotos © Miguel Gleason, a excepción de :
1 = © 1992 Fondo de Cultura Económica
4 = Foto por Ian Mursell/Mexicolore
5 = © 1992 Fondo de Cultura Económica
8 = © Trustees of the Chester Beatty Library
11 = © Trustees of the British Museum.

This article was uploaded to the Mexicolore website on Apr 01st 2016

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